20 de febrero de 2014

Especialistas, críticos y escritores consideran que la literatura infantil ecuatoriana contemporánea vive un interesante momento de auge, al que muchos han llamado boom por el creciente número de autores, editoriales implicadas y lectores ávidos en todo el país.
La escritora Leonor Bravo, una de las principales exponentes del género en la nación andina, y parte de la delegación que asiste a la Feria Internacional del Libro, ofreció una conferencia en la que explicó los más importantes rasgos que caracterizan al panorama actual de la literatura infantil y juvenil del Ecuador.
En mi país, dijo, los textos para niños aparecen de la mano del desarrollo de una conciencia acerca de las necesidades culturales de este tipo de público, a partir de la perspectiva de una etapa diferenciada de la vida.
La producción a conciencia de literatura para niños y jóvenes comenzó su desarrollo en la segunda mitad del siglo XX con la salida de publicaciones aisladas de frecuencia esporádica, pero, aclaró, en momentos anteriores importantes figuras de las letras ecuatorianas gestaron una corriente que propició el estado actual del género.

«Es justo mencionar a Manuel J. Calle con sus Leyendas del tiempo heroico, y al dueto formado por Manuel del Pino y Florencio Delgado, poetas, investigadores y verdaderos maestros en la creación para los más jóvenes».

A partir de los años 70, gracias al despegue de la industria del petróleo y al apoyo de instituciones como la UNESCO, la literatura para niños y jóvenes comienza a ganar nuevos espacios y c obra fuerza un movimiento de escritores centrados en el género, entre los que se destacan Carlos Carrera y Teresa Crespo de Salvador, autores de Nueva poesía infantil y El Decamerón de los niños, y Ana de los Ríos y Pepe Golondrina, respectivamente.
En la década de los 90, explicó la escritora quiteña, la producción literaria ecuatoriana infantil y juvenil se comenzó a alejar de la intención didactizante y moralizante que la había marcado desde sus inicios, y empieza a centrarse en la calidad literaria de las obras, el diseño y la edición; bases, precisó que sustentan la actual expansión del género.
Bravo, autora de 40 libros para niños y jóvenes, aseguró a Granma que la literatura infantil ecuatoriana se expresa en dos corrientes, una que responde al carácter multicultural del país al recoger la tradición oral, mitos, temas relacionados con la historia del país y de las diferentes culturas que forman la nación; y por el otro lado la ligada a los intereses y preocupaciones del público a que está dirigida, todo esto de la mano de una progresivo aumento de la presencia, variedad y calidad de las ilustraciones, que deja de ser un adorno o acompañamiento del texto para empezar a ser un código narrativo autónomo.
Todo esto, señaló en el Encuentro efectuado en la sala Pablo Palacio de La Cabaña, ha creado un ambiente muy propicio para la literatura hecha para niños y jóvenes. «En estos momentos es uno de los fenómenos más interesantes que se viven en Ecuador, y el que mayor crecimiento ha tenido en esta ámbito pese a tener apoyo estatal desde hace poco».

«Uno de los principales impulsores de este tipo de literatura en mi país es Girándula, la Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil, que como principal estrategia de promoción de la lectura tiene al Maratón del Cuento, espacio en el que el público disfruta de historias leídas por los propios autores».

A lo lúdico de la lectura, apuntó Bravo, una de las organizadoras del Maratón, sumamos la posibilidad de participar en una Feria del Libro Infantil y asistir a exposiciones de ilustraciones para textos, en lo que constituye la iniciativa de su tipo más importante del país.
Aún estamos lejos de poder hablar de una masificación de la lectura en este tipo de público, apuntó, pero con lo logrado hasta el momento si podemos decir que la literatura infantil y juvenil en Ecuador posee valores estéticos claros, con una voz propia que da cuenta de las particularidades de la sociedad en la que se gesta, sin perder su carácter universal al tratar los temas que son comunes a todos los seres humanos.

«Nuestra literatura crece pero tenemos mucho camino por recorrer, el reto ahora es proponernos nuevos desafíos estéticos, y nuevas formas de decir, mantener la calidad y abrirnos al mundo».

 

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Granma bajo la siguiente dirección:
http://www.granma.cu/cultura/2014-02-20/literatura-infantil-y-juvenil-ecuatoriana-con-voz-propia